En neurología, dentro de las principales enfermedades en las cuales se utiliza la toxina botulínica se encuentran el espasmo hemifacial, la distonía cervical, la espasticidad, la distonía oromandibular el temblor, el blefaroespasmo, la hiperhidrosis palmar, la migraña y otras cefaleas.
La capacidad que posee la toxina botulínica para producir parálisis muscular se aprovecha desde el punto de vista clínico para tratar ciertas enfermedades neurológicas que cursan con una hiperactividad muscular.
¿Qué es y para qué sirve la toxina botulínica?
La toxina botulínica es una proteína elaborada por una bacteria denominada Clostridium botulinum que ayuda a frenar los espasmos musculares.
Estos espasmos musculares son causados por mensajes químicos que son enviados a los músculos desde los nervios. Estos mensajes le indican a los músculos que se contraigan. La toxina botulínica se usa para frenar los espasmos musculares puesto que ésta bloquea estos mensajes.
Aunque existen numerosas enfermedades neurológicas potencialmente tratables con toxina botulínica, su uso más frecuente se circunscribe a algunas enfermedades caracterizadas por movimientos involuntarios, especialmente en el caso de las distonías.
Otras de las indicaciones frecuentes de la toxina botulínica es su uso para tratar la hiperhidrosis, sudoración excesiva en palmas y/o axilas.
¿Qué es y para qué sirve la toxina botulínica?
La infiltración local de toxina botulínica se considera el tratamiento de elección y más eficaz en varias enfermedades y condiciones neurológicas. Entre ellas tenemos las distonías focales. Este tipo de distonías se caracterizan por afectar a un único músculo o un grupo muscular.
El blefaroespasmo, o contracción intermitente o persistente de la musculatura orbicular de los ojos, es otro tipo de condición en la cual la infiltración local de toxina botulínica está indicada.
Otras distonías que se benefician de esta tratamiento son las distonías cervicales, las distonías de miembros denominadas ocupacionales (calambre del escribiente) y las distonías oromandibular.
Otros trastornos neurológicos que pueden ser tratados con la infiltración local de toxina botulínica son el espasmo hemifacial, ciertos temblores, la rigidez o espasticidad, la hiperhidrosis o sudoración excesiva, y el dolor de cabeza.
Indicaciones más frecuentes de la toxina botulínica:
- Blefaroespasmo
- Distonías focales
- Hiperhidrosis
- Tortícolis
- Espasticidad tras un ictus
- Migraña crónica
- Otras cefaleas
El efecto farmacológico de la toxina botulínica tiene lugar a nivel de la unión neuromuscular.
En esta región de transición entre el nervio periférico y el músculo se produce la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor necesario para producir la contracción muscular.
La toxina botulínica actúa de forma local mediante el bloqueo de la liberación de acetilcolina, lo que se traduce en parálisis muscular temporal. El efecto final es una quimiodenervación temporal en la unión neuromuscular sin producir ninguna lesión física en las estructuras nerviosas.
¿Las inyecciones de toxina botulínica son seguras?
La toxina botulínica es producida por la misma bacteria que causa la intoxicación alimentaria. Una dosis alta de toxina botulínica puede ser fatal, así como lo puede ser la intoxicación alimentaria. Sin embargo, la dosis que se recibe en las inyecciones es tan pequeña, que usted probablemente no tendrá ningún efecto perjudicial por causa de la toxina.
La toxina botulínica ha sido usada de manera segura en miles de personas. Se ha estado usando por más de 10 años.
¿Cuáles son algunos efectos secundarios de las inyecciones de toxina botulínica?
En el lugar de las inyecciones usted puede sentir un poco de sensibilidad al tacto. Si en el lugar donde le colocaron las inyecciones le molesta al tocar puede tomar acetaminofeno (nombre de marca: Tylenol) o ibuprofeno (nombre de marca: Motrin). También puede poner una bolsa con hielo en el lugar adolorido.
Puede que sienta debilidad en los músculos donde le inyectaron, sensibilidad muscular que puede afectar su cuerpo entero, dificultad al tragar o una erupción cutánea («rash») roja en la piel que dura varios días después de las inyecciones. Todos los efectos secundarios desaparecen rápidamente.